miércoles, 9 de marzo de 2011

Dormir en gris

Marta Hrybowicz
Estoy.
Se relajan en mis fibras espumas grises, haluros de plata fría. Quiebro la urbanidad y en la sala despojada permito la luz. Mis pies, caminantes peregrinos, se alzan, se estiran, se apoyan. No bailo.
A. dejó un folleto sobre la mesa y sus colores huyeron por la ventana, eclipsando el arco iris.

Estoy.
Y ella me entra en la sangre, lenta serpiente invisible que tarda. Sé que se enrosca en la mielina blanca de mis vértebras, pequeña devoradora de largo asesinato. Dejo que me corroa. Me aflojo en penumbras. El pájaro me cuenta un final triste.

Estoy.

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