lunes, 7 de marzo de 2011

Balada para un amor trunco

De Laura Cristina Rodríguez Kessy

La ciudad.
Conocí a alguien en Córdoba que encontró allí un amor que la ancló a esa ciudad como a la revolucionaria y romántica
París de sus sueños juveniles.
A inicios de los '70,en esa ciudad de espíritu rebelde, humor a flor de piel,personajes pintorescos,luchas imborrables, enamorarse era una aventura donde confluían el caos y la pasión,la audacia y el miedo,el compromiso colectivo y la historia individual para construir el camino de dos juntos;dos estudiantes pletóricos de contradicciones,anhelos,ilusiones y el temor de no servir para nada.Enamorarse era también descubrirse entre el pudor y el deseo,la torpeza y el aprendizaje,el asombro y el deleite;hacer el amor,una y otra vez,con ganas,con alegría,con el convencimiento de contar con todo el tiempo del mundo.Era adentrarse en el misterio del otro intentando abarcar lo inasible que mora en lo profundo;compartir sus dudas,respetar sus proyectos.
Era asustarse por un sentimiento que se intuye definitivo,
que crece y crece intrépido y desafiante.Porque ella está
en la mitad de la carrera,porque él aspira a completar su
formación en el extranjero.Pablo y Virginia se llamaban.
Recortes de la memoria:
Dos jóvenes comparten el cepillo de dientes.A ella le fascinan los pelitos de su pecho.El fantasea con sus senos
en todos los escotes.Ellos no lo saben,no repetirán con nadie esa experiencia.
Dos cuerpos desnudos a los pies de una cama,comentan el alto el fuego entre Egipto e Israel,que la Península de
Sinaí,que las alturas de Golán se ubican aquí o allá,que yo
sé geografía,compiten y dibujan en las sábanas,desordenadas
por el encuentro amoroso y el calor de enero.Ellos no lo
saben,esos gestos marcarán su historia.
El se va,se despiden,no pueden separarse,sus bocas no pueden despegarse,el chofer apura,alguien dice "soltá",
sube al ómnibus.Ella queda abajo,parece tranquila,alguien
dice "las tranquilas aguas de tanque".Ellos no lo saben,
pasarán más de treinta años para que vuelvan a tener contacto.
La Balada.
Sumergirse en la ensoñación de los recuerdos,
desandar el camino,
internarse en las huellas
que se creen borradas.
Volver hacia atrás
a tientas,buceando,
buscando los signos
que siguen ahí.
Un rostro borroso
un temblor imperceptible
un susurro lejano
la marca del amor trunco.
Y una pregunta que
nunca nadie podrá responder.
Vos y yo nos perdimos
y al perdernos ¿qué nos perdimos?.
La ciudad.
Han pasado más de treinta años,ella recorre la ciudad con
la sensación de que cada lugar compartido tiene aún el mismo significado.Todo está igual:las casas donde vivieron,
las prestadas como refugio cómplice,las calles que guardaron sus pasos,la universidad,los escenarios de las
barricadas y las manifestaciones,Colón y Gral Paz,Bv.San
Juan y la Cañada van pasando frente a sus ojos como una
reproducción perfecta de la máquina de Morel.
Entonces vuelve a renovar su amor por Córdoba acuciada por
una pregunta que nunca nadie podrá responder:Vos y yo nos
perdimos y al perdernos ¿qué nos perdimos?.

Imagen: Diana Chorne Lo indecible

1 comentario:

  1. Os dejamos un enlace a unos cursos de escritura creativa a través de internet que tal vez puedan ser de vuestro interés.

    Taller de escritura Sinjania

    Un saludo para todos.

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